Siembro una semilla determinada
para que crezca determinada flor.
La mimo y riego día a día, ilusionada.
Como si la plantación misma fuera acto de amor.
Pero en el instante que me planteo
ver una flor con sonrisa esbozada,
me pregunto por qué será que la encuentro
de hojas tristes y espalda jorobada.
¿Será esto, paradoja de la vida- mensaje de que lo que nos "debe" hacer crecer, nos empuja a la nada?
21-8-13 (Acordándome de mi poroto podrido en primer grado)
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palabras que fluyen como lluvia dentro de una taza de papel.