domingo, 16 de diciembre de 2012

Reciclaje de palabras.

En estas épocas de lo finito, muchas cosas se reciclan:
Se recicla papel, se recicla plástico, se recicla agua y hasta se recicla viento. Pero sin embargo, muchas otras, siguen intactas, acabándose día a día, segundo a segundo.

Tal como la palabra. ¿Cómo es posible que no lo hayamos pensado antes? reutilizar el medio por el cual transmitimos nuestros sentimientos con la boca. Sin la necesidad de una mirada, sin la necesidad de una acción...Con una palabra podemos transmitir todo, o a veces, al vesre.

Las palabras también se nos están agotando. La gente no las oye, y al no hacerlo, tampoco oyen sus quejidos. Las palabras laten. Laten ardientes, o quizás melancólicas. Las palabras están cansadas de ser aquello que dicen ser. Las palabras creen que no oímos más allá de ellas, las malinterpretamos, causando muchos errores y una gran tristeza para ellas, ya que rompemos su labor de comunicar, incomunicándonos.

Las palabras lloran, lloran lo que no lloran los acuarios. Lloran dentro de la piel, dentro de un glosario, por no ser usadas con conciencia a diario.

Las palabras no se sienten como antes. Sienten solamente ser un conjunto de letras con un sentido supuestamente concreto, tildes marcadas y un par de sílabas separadas.

Las palabras se sienten vacías. Sienten que ya no expresan. Por eso mismo, piden a gritos,manifiestan que hagamos un nuevo vocabulario. Un vocabulario más allá del horizonte. Un vocabulario en el cual amor no es matrimonio. Un vocabulario en el cual el llanto no es debilidad y lucha no es vana rebeldía.

Las palabras se llenan de esperanza, deseando que a partir de este comunicado que hago...las amemos.




1 comentario:

palabras que fluyen como lluvia dentro de una taza de papel.