viernes, 26 de diciembre de 2014

Crónica de una felicidad anunciada

La silueta de esa noche se dibuja a dos manos, a dos voces.
Una noche de mucho frío pero que en mi memoria se hace tibia.
Un saco, un pañuelo, mis aros en el bolsillo.
Tu cigarrillo recién consumido.
Tu voz suave
Mi frío
Tu frío.
Cuánto frío.
Elegí no salir abrigada.
Las palabras van y vienen, niñas danzarinas con un rumbo errante.
Hace frío y no me animo. No me sale.
Nos preguntan qué tal el bar.
Está cerrado y nuestras cosas y amigos adentro.
Sale alguien del bar, abre la puerta.
Sé que no me animo, tengo frio, otro día será, pienso.
-entramos?- pregunto
-eh, sí- musitás
Estoy entrando, vos estás recalculando. Siento que no estás entrando. Me doy vuelta y resulta que me agarrás, me llevás contra vos, fuerte y dulcemente.
Menos mal, pienso yo, menos mal que el sí se animó.
Nuestras bocas se encuentran y nuestras respiraciones se mimetizan.
En el beso se encierra la noche ya colorida, no tan fria.
Y cada tanto, tomandome de la cintura me aferrás contra tu pecho, y yo me siento segura.
Abro la puerta y vos abrís paso.
Entendés hacia donde voy y redoblás la apuesta.
y hay una melodía en el aire invernal
Y en mi memoria este momento tiene música.
Nos abrazamos.
-al fin- digo yo
-no aguantaba más- decís vos.
Y eso que recién nos conocemos
Y somos dos extraños en plena madrugada, pero se siente bien.
Me confesás que se te fue el frío.
Y a mí
tambien se me fue.

2 comentarios:

palabras que fluyen como lluvia dentro de una taza de papel.